Huracán Otto


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Ante la amenaza inminente del huracán Otto se destaca un funcionamiento positivo del aparato estatal liderado por la Comisión Nacional de Emergencias. Puesto que antes de que el evento impactara el territorio nacional, ya se tenían detectadas las zonas más vulnerables, y se declararon en alerta de emergencia,   llevándose a cabo las evacuaciones pertinentes. El sector privado y la sociedad civil también se unieron al esfuerzo para mitigar el impacto del evento.
No obstante, se reflejó una alta vulnerabilidad, y una frágil política preventiva de riesgos, de acuerdo con revelaciones del Informe Estado de la Nación, a partir de un análisis de la falta de planificación, la vulnerabilidad social y el impacto de Otto “Los cantones golpeados y declarados con emergencia tienen un nivel medio y bajo con respecto a indicadores sociales: Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), competitividad y otros”.

Con Respecto a Upala, donde se ven problemas de ordenamiento del territorio; déficit de vivienda; situaciones de riesgo conocidas; y el alto impacto. Todo combinado dejó una mayor estela. En Upala se dieron la mitad de las muertes. Por otra parte, debido a que el cantón de Upala no se encontraba entre los cantones de alerta roja, el evento tomó a muchos desprevenidos, debido a que no siguieron las medidas preventivas, eso refleja la vulnerabilidad cultural, que nos caracteriza, el pensamiento de “aquí no va a pasar nada”, la falta de conciencia, al subestimar los embates de la naturaleza.
Aunado a esto, se refleja una falta de comprensión y concientización del riesgo, puesto que se trata de descubrir la capacidad de asumir el evento, con carácter preventivo. Ahí fallamos señaló Merino, además añade “Si vos tenés una casa a la orilla del río en una zona de reconocida tendencia a inundaciones, alguien se te va a morir y pasó. Lo conocías. Una cosa es el evento, un evento extraordinario, no había pasado en 165 años de registro que pegara en tierra un huracán acá. Pero la construcción social de riesgo la tenías identificada”, aseguró Merino. (Sancho,2017)

Además, Upala se configura como ejemplo de las dificultades que enfrenta la aprobación e implementación de los planes reguladores como uno de los mecanismos de ordenamiento territorial., puesto que según el Estado de la Nación (2017), Upala había disputas políticas por el plan regulador del cantón, ya que toda la zona comercial está en una zona declarada con riesgo de inundación. En este sentido Brenes (2017), expone que a pesar La responsabilidad es clara; sin que, si se incumple, la normativa carece de sanciones para quien no asuma e incurra en potenciar un riesgo o detonar un desastre comprobándose la omisión en el cumplimiento de su deber, sea en términos de normativa constructiva, zonificación de áreas de riesgo o amenazas, en la reducción de vulnerabilidades o en acatar la ejecución de desalojos por riesgo inminente.
En cuanto a los territorios impactados por el huracán Otto y las cifras de las Necesidades Básicas Insatisfechas de acceso a albergue digno a nivel país, Los Chiles, La Cruz, Upala y Buenos Aires muestran los mayores niveles de insatisfacción, con cifras porcentuales de 29% y 25% los dos primeros, y 23% los dos últimos (mapa 1) a nivel de territorios rurales, superados únicamente por Talamanca (Limón).
Algunas municipalidades reaccionaron a tiempo y otras con el huracán ya en el pueblo. Sancho (2017), indica que luego de consultar a los gobiernos locales, apenas el 30% señaló que considera el riesgo para otorgar permisos. Solamente 8 municipios tienen personal especializado para atender riesgos.
Si todos los Comités Municipales de Emergencias del país gestionaran eficientemente los riesgos de su territorio y si en todos los distritos del país existieran eficientes Comités Distritales de Emergencias, Costa Rica tendría 563 agrupaciones de primer orden haciendo el manejo de los riesgos (CNE central, 81 CME y 481 CDE) y más de 8.000 personas directamente involucradas en la gestión de riesgos. Aun sin esas mejoras, nuestro SNGR está volando no como hoja sino como ave, con rumbo. (Fernández, 2016)
Finalmente, con respecto al huracán en su conjunto, el manejo de la emergencia puede considerarse bueno; sin embargo, es importante señalar que, se trató de un evento extremo que con la información científica disponible es posible anticipar con una antelación mayor y, por consiguiente, tomar las medidas para mitigar sus potenciales efectos. No pasa lo mismo, con eventos como deslizamientos, terremotos e inundaciones.
 Al pasar por Upala, da la impresión que ahí no pasó nada, la gestión en cuanto a la reconstrucción física del lugar y de viviendas, merece ser reconocido el esfuerzo de las instituciones públicas y la sociedad civil . En lo que respecta a las emergencias y los desastres, una determinada acción tendrá contenido preventivo cuando de cualquier forma se encamine a evitar daños y trastornos mayores y, al mismo tiempo, a favorecer condiciones para la recuperación material y psicosocial de los afectados.
La emergencia causada por el huracán Otto dejó ver un Sistema Nacional de Gestión del Riesgo (SNGR) robusto, fortalecido, maduro y muy eficiente. Sus componentes interactuaron, intercambiaron información y aportaron valiosas ideas que facilitaron la toma de decisiones.(Fernández, 2016).
Referencias:
Brenes, S (2017). Informe Estado de la nación en desarrollo Humano sostenible 2017. Recuperado del sitio: https://estadonacion.or.cr/files/biblioteca_virtual/023/Ambientales/Brenes_A_2017.pdf
Fernández, M. (31 de diciembre, 2016) Sistema de gestión del riesgo es eficiente. La Nación.  Recuperado del sitio: https://www.nacion.com/opinion/foros/sistema-de-gestion-del-riesgo-es-eficiente/V63W3QH3OZDFHNTTJHH63NTOII/story/
Sancho, M. (14 de noviembre, 2017). Huracán Otto desnudó la débil prevención de riesgos del país. CrHoy.  Recuperado del sitio: https://www.crhoy.com/nacionales/huracan-otto-desnudo-la-debil-prevencion-de-riesgos-del-pais/



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